Quizás alguna vez hayas experimentado el síndrome o depresión postvacacional después de unas largas vacaciones o un largo viaje, éste produce una sensación de tristeza, apatía, falta de energía o motivación tras el regreso a la rutina diaria. Se trata de un “trastorno adaptativo”, al final de un periodo de descanso más extenso de lo habitual, uno no se ve capaz de lidiar con las demandas que supone la vuelta a la rutina o el regreso a la vida laboral.
Los trabajadores que disfrutan de vacaciones más largas, trabajan en un entorno hostil, no disfrutan con su trabajo, se consideran poco valorados, o tienen un jefe desagradable resultan ser más propensas a sufrir este síndrome.
Los síntomas pueden variar según la persona, pero por lo general la depresión postvacacional produce estrés, ansiedad, bajo estado de ánimo, decaimiento, apatía, falta de energía, sensación de aburrimiento… Por suerte este periodo no suele durar más de 2 ó 3 de semanas y no se precisa ayuda profesional para su superación.
La mejor manera de combatir el síndrome postvacacional es prevenirlo. Lo más importante es no regresar de vacaciones el día antes de incorporarse al trabajo, sino varios días antes, para que podamos adaptarnos y programar el regreso a casa de una manera relajada.
También es recomendable reanudar las actividades extralaborales lo antes posible, hacer ejercicio físico y mantenerse activo durante las vacaciones. Mantener una buena dieta y hábitos saludables durante las vacaciones también puede ayudar.
Adaptar nuestros horarios a los habituales de una manera suave y progresiva, por ejemplo, podemos ir adelantando poco a poco el horario de acostarnos y levantarnos una semana antes de regresar al trabajo, para que luego sea más fácil adaptarse.
Hay que tomarse con calma la vuelta a la rutina, es un factor clave evitar, en la medida de lo posible, el estrés en el trabajo.
En definitiva, hay que intentar que el cambio de las vacaciones al trabajo sea lo menos brusco posible y afrontar con actitud positiva la vuelta a la rutina para poder combatir la desmotivación que supone “la vuelta a la realidad”.