Piérdete…. en el laberinto más grande de España

Kilómetros de pasillos de árboles de coníferas, rizados, curvados y circulares, coronados con un castillo en el centro… ¿Hasta dónde te atreverías a llegar?

Perderse en un laberinto puede dar miedo o puede ser increíble, dependiendo de las circunstancias. Que un Jack Nicholson enloquecido te persiga hacha en mano, cubierto de nieve y en temperaturas bajo cero…



…o que lo haga un medio hombre y medio bestia como sería Minotauro es una cosa, pero pasear en familia en un día soleado mientras se disfruta del paisaje es otra completamente distinta.

Si prefieres la segunda opción te proponemos el laberinto más grande de España, uno de los más largos del mundo, situado en el Parque de Rafael de la Cerda en Tentegorra, Cartagena. Abierto al público recientemente, este laberinto de 5 km cuenta con una torre de vigía en forma de un pequeño castillo justo en el medio desde el cual se puede ver el patrón del laberinto.







Ocupando 5200 metros cuadrados de cipreses de 3 m de alto, el laberinto ofrece una ruta fácil, que toma alrededor de 15 minutos, y una ruta más difícil, que es la más divertida porque supone perderse por más tiempo. Hay 12 entradas/salidas, dependiendo de qué camino tomes, pero si realmente no puedes encontrar la salida hay varias salidas de emergencia y dos monitores, que no minotauros, que circulan constantemente por del laberinto.

El parque de Rafael de la Cerda cuenta también con un curso de aventura y un pequeño parque acuático, así que si dependieras de las circunstancias de este laberinto en particular se podría decir que predominaría la diversión ante el miedo….¡una lástima, Jack!







Otros laberintos destacables de España:
Los jardines de Horta, en Barcelona, siendo los más antiguos de la ciudad y con dos áreas de jardines. Uno de ellos hace eco al estilo clásico del siglo XVII mientras que el otro se asemeja a un jardín romántico del siglo XIX. Para más información podéis leer nuestro post anterior.

El Capricho, en Madrid, construido a petición de la Duquesa de Osuna. Pertenece al periodo romántico y al estar relativamente lejos del centro de la ciudad no suele ser objeto de multitudes.